Vivimos en un siglo frenético en donde la rapidez, la eficiencia y productividad rigen nuestro itinerario del día a día. Vivimos en el siglo en donde los tesoros más preciados son la señal del wi-fi, la banda ancha de la computadora, el envío al día siguiente, la playlist inmediata que “Alexa” nos pone – sin embargo, parecería que estas “necesidades” traen a relucir un vacío que tenemos. Brincamos de actividad en actividad tratando de “palomear” más y más sin realmente involucrarnos plenamente en algo...
Hagamos tú y yo un ejercicio rápido:
Quiero que en este momento guardes silencio 1 minuto y que pienses: ¿Cuándo fue la última vez que estuviste involucrado plenamente en una actividad, en la cual hayas disfrutado profundamente y en la que hayas tenido la sensación de enfrentar un reto ligeramente por encima de tu habilidad? Date un minuto de silencio para pensar en esto.
Listo. Espero que este ejercicio te haga concluir conmigo 2 cosas: La primera es que probablemente hacía mucho tiempo que no pausabas tu día, guardabas silencio para reflexionar en algo. Dos, concluiste que hace mucho tiempo (o bien, no de forma recurrente) no sientes esa sensación de enrolarte en una actividad que te atrape por completo.
Y ahora, quiero que te cuestiones y le pongas una calificación a: ¿Qué tan involucrado te sientes en las distintas dimensiones de tu vida? ¿Qué tan involucrado te sientes en tu trabajo? ¿Qué tanto en tu colegio? ¿Qué tanto cuando pasas tiempo con tu familia? ¿Qué tan involucrado te sientes cuando vives tu pasatiempo?
La buena vida… Ese es el objetivo y la aspiración máxima a la que día con día tu y yo debemos de empeñarnos en lograr. La buena vida es aquella vida de virtud en donde existe crecimiento personal y por consecuencia empujamos nuestro entorno a que crezca. La psicología positiva propone lograr la buena vida a través del cultivo de 5 dimensiones personales. El nivel de positivismo que vivimos, el grado de involucramiento que tenemos en nuestras actividades, la calidad de nuestras relaciones, el propósito que nos rige y los logros que vamos alcanzando.
Involucramiento en el modelo de bienestar
Hoy queremos tocar la segunda dimensión, el grado de involucramiento que tenemos en nuestro día a día. Habiendo visto que el humano contemporáneo viven una vida al mil por hora nos damos cuenta de que hay una tendencia natural de “abarcar mucho y apretar poco” inconscientemente podemos estar llenándonos de actividades y tareas fugaces que nos hagan olvidar que carecemos de una vida involucrada y comprometida.
Este involucramiento, o engagement “E” del acrónimo PERMA se refiere al nivel de compromiso y de conciencia que tenemos en nuestras actividades de todos los días. La premisa siendo que al elegir y trabajar de forma consciente en actividades que nos hagan aumentar nuestro involucramiento así aumentaremos nuestro bienestar personal. El investigador por excelencia en esta rama es Mihaly Csikszentmihalyi (para efectos prácticos Profesor M.) que a través de su teoría de “Flow” nos propone entender el involucramiento que tenemos en alguna actividad en función de la habilidad que le imprimimos y en función del reto que representa.
Antes de proponerte algunos puntos para vivir más involucrados, debemos de empezar con la piedra angular. La capacidad de ser más consciente y no estar en piloto automático. A medida que somos más conscientes podremos involucrarnos y comprometernos realmente con nuestro día a día.
Entendiendo ahora que a medida que logramos encontrar actividades diarias en donde tengamos este “Flow” o bien, trabajando para vivir este involucramiento en las actividades que ya tenemos y quizá hoy no son nuestras favoritas el Profesor M. nos propone 3 componentes esenciales de una vida consciente, controlada y con experiencias óptimas:
1. Metas intrínsecas: El primer paso es definir de manera consciente metas intrínsecas (aquellas cuyo fin son ellas mismas y no las hacemos por estatus o por alguna otra razón). Las metas te darán el rumbo y estructura para que puedas trabajar una vida más involucrada. Metas familiares, metas personales, metas profesionales.
2. Atención: La atención es la forma en la que elegimos información y la hacemos consciente. Aquello en lo que gastas tu tiempo, gastas tu vida. Profesor M. nos recomienda ser atentos con aquello que vale la pena y filtrar aquello que no. Alguien que es atento y es capaz de concentrarse en las metas que definió logra el estado de involucramiento necesario.
3. Gozo: A diferencia del placer, el gozo se logra en el momento en el que lo que haces importa mucho menos que la forma en como te sientes de eso que haces y la razón por la que lo haces.
A medida que logramos entrar en este estado de gozo o de “Flow” en nuestra vida, incrementaremos nuestro involucramiento.
¿Cómo logramos entrar en este estado de Flow? Definiendo objetivos que tengan propósito en sí mismo, trabajando en nuestras habilidades y asegurándonos que las actividades que tenemos están a la altura de la habilidad que tenemos.
Piensa ahora en algo nuevo que quieras hacer o algo que llevas haciendo por un tiempo. ¿Qué tienes que ajustar de lo que acabamos de ver para que logres involucrarte más?
Y recuerda que antes de actuar, pausemos, pensemos. Y poco a poco veremos cambio...
¡Conoce a Marcelo Cantú!
Socio fundador de HOUP MX, es Ingeniero Mecánico Administrador y tiene una maestría en administración. Él se encarga de gestionar el área de Houp Organizaciones.
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