Cuando una persona siente que ya no puede más y aún así continúa adelante hacia su meta, muestra coraje. Cuando está aterrado o intimidado y a pesar de eso se enfrenta a un miedo o adversidad, muestra coraje. Cuando a pesar de que las personas a su alrededor estén en su contra y podría hacer lo fácil, y decide hacer lo difícil pero correcto, muestra coraje. Cuando alguien se muestra apasionado y entusiasmado ante la vida, muestra coraje…
Virtud de coraje
Dentro de la teoría de las fortalezas de carácter, la virtud de coraje hace referencia a la fuerza que moviliza a la acción cuando hay fuerzas en contra que impiden ese preciso accionar.
Hay un respeto universal, casi biológico por este tipo de actos. De todas las virtudes, el coraje es la virtud que más universalmente es identificada como una cualidad a la cual vale la pena aspirar. Y esto probablemente se debe a que esta virtud nos ayuda a ejercer nuestra propia voluntad para alcanzar nuestras metas y afrontar la adversidad en nuestra vida.
¿Qué fortalezas pertenecen a esta virtud?
Valentía: No dejarse intimidar ante la amenaza, el cambio, la dificultad o el dolor.
Perseverancia: Persistir en una actividad aunque existan obstáculos.
Integridad: Ir siempre con la verdad por delante.
Vitalidad: Afrontar la vida con entusiasmo y energía, sentirse vivo y activo.
Una virtud que fortalece
Existen algunos resultados interesantes que sugieren que la vivencia de eventos difíciles puede aumentar los rasgos positivos de las personas… Por ejemplo, Peterson y Seligman (2003) estudiaron las fortalezas del carácter de adultos estadounidenses antes y después de los ataques del 11 de septiembre en Nueva York. El aumento de algunas características como la esperanza y el amor fueron evidentes después de estos ataques. De forma similar, Peterson, Park, Pole, D'Andrea y Seligman (2008) estudiaron las fortalezas del carácter como una función de la historia de traumas (accidentes, asaltos, enfermedades y desastres naturales) y encontraron aumentos en fortalezas como la amabilidad, el amor, la apreciación de la belleza, la gratitud, el entusiasmo, la valentía, la honestidad, la perseverancia y la espiritualidad, justamente los componentes del crecimiento postraumático que mencionan Tedeschi y Calhoun (1995).
Conociendo estos estudios, los resultados sugieren y ponen a reflexionar un nuevo paradigma en el que, los acontecimientos potencialmente traumáticos, incluso pueden detonar el crecimiento de ciertos rasgos positivos en las personas.
Y con esta información me gustaría dejarte con la siguiente pregunta: ¿Cómo alguna o algunas dificultades que he vivido a lo largo de mi vida han representado una oportunidad para fortalecerme?
¡Conoce a Teté Plascencia!
Miembro del equipo HoupMx, es Licenciada en Psicología y tiene más de 3 años de experiencia en la implementación de programas de desarrollo socio-emocional para adolescentes. Ella se encarga de investigar y generar contenido de calidad para nuestros programas así como asegurar una buena experiencia.
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